Tener una breve conversación con su hijo/a después de haber practicado un paso de misión puede ayudar a destacar lo que ha aprendido. Si ha utilizado el Ansiometro, es probable que la ansiedad de su hijo/a estuviese alta antes de las exposiciones y que bajara hacia el final. Podría señalarle esta diferencia mientras mantiene esta conversación con el objetivo de mostrarle que al final fue capaz de controlar su ansiedad, aunque fuera difícil al principio. Hacer preguntas abiertas en lugar de preguntas cerradas puede ayudar a facilitar esta conversación y a guiar a su hijo/a para que reflexione sobre la práctica (por ejemplo: pregúntele a su hijo/a "¿cómo te sentiste con la práctica?" en lugar de "¿te fue bien verdad?").
Las siguientes preguntas abiertas pueden ser útiles durante estas conversaciones:
- ¿Qué aprendiste sobre tu preocupación/miedo?
- ¿Cómo han cambiado tus sentimientos de ansiedad?
- ¿Cómo afrontaste tu ansiedad?
- ¿Qué hiciste bien?
- ¿Cómo crees que será el siguiente paso?
Comenzar nuevos planes de misión
Un buen plan de misión tiene distintos pasos para alcanzar un objetivo claro. Por esta razón, es muy poco probable que alcance todos sus objetivos con respecto al manejo funcional de la ansiedad con un solo plan de misión. Por lo tanto, es importante considerar cuándo se deberá desarrollar y comenzar nuevos planes de misión para abordar otro miedo. Dependiendo de la naturaleza del plan de misión, algunos niños podrían intentar unos cuantos al mismo tiempo. Lo anterior, es especialmente útil si sus planes de misión implican comportamientos que son difíciles de intentar diariamente (como el miedo ante acudir al dentista). En el caso de otros planes de misión con oportunidades frecuentes para practicar y que además abordan una situación que causa niveles muy significativos de ansiedad en su hijo/a, podría ser más útil esperar hasta que se logré algún progreso antes de añadir otro plan.