Aunque la ansiedad cumple una función importante al ayudarnos a reconocer y evitar situaciones de peligro, la ansiedad excesiva no sólo es molesta, sino que podría impedir que los niños/as vivan experiencias divertidas o importantes, además también podría dificultar que desarrollen aspectos vitales e importantes en su vida y se añade más estrés a la familia.
Volvamos con nuestros dos personajes, Serena y Pedro.
El problema de Serena y Pedro en este momento es precisamente tener demasiada ansiedad.
Por ejemplo, como Serena les teme a los gérmenes, evita tocar sus zapatos o agujetas, por lo que necesita que su mamá le ponga los zapatos todos los días. Si tiene que cambiarse de zapatos o si se le desatan las agujetas cuando no está su mamá se molesta muchísimo, ya que nadie más que su mamá entiende su miedo. Si no hacemos algo para tratar la ansiedad que le generan los gérmenes, a Serena le podría resultar difícil aprender a vestirse sola. Por otra parte, a Serena le dan ganas de lavarse las manos cada vez que toca un objeto como la manija de la puerta o un teléfono. A pesar de que lavarse las manos es un hábito saludable, la madre de Serena está preocupada porque ella dedica mucho tiempo a esto todos los días y cree que todo ese tiempo estaría mejor dedicárselo a un pasatiempo o a hacer algo divertido. Además, las manos de Serena ya están muy secas y hasta irritadas por lavárselas tanto.
A Pedro le da miedo estar lejos de su madre y hace una rabieta todas las mañanas antes de ir a la escuela. Esta situación es tan estresante que su mamá muchas veces termina cediendo y lo deja quedarse en la casa, esto provoca que se pierda varios días de escuela, poniendo obstáculos en su educación y haciendo más difícil que se relacione con sus compañeros. Además, la ansiedad que experimenta Pedro ha puesto una mayor carga de trabajo para su mamá, ya que los días que Pedro se niega a ir al colegio, ella tiene que quedarse en casa para cuidarlo. Si la ansiedad que está viviendo un niño/a provoca que la familia realice muchos cambios y adaptaciones en la vida diaria y en la casa, estos cambios podrían causar tensiones adicionales en la familia de forma inesperada.
Como pudimos observar, tener muy poca ansiedad podría llevarnos a no estar lo suficientemente motivados para actuar, pero, por otro lado, mucha ansiedad nos podría impedir funcionar adecuadamente y causarnos angustias innecesarias. Cuando los niños tienen niveles altos de ansiedad podrían dejar de hacer actividades como deportes, cantar en público, dejar de ser sobresalientes en lo que les gusta o perderse experiencias agradables.
Lo ideal es alcanzar un nivel de ansiedad intermedio. Lo suficiente como para mantenernos concentrados y evitar situaciones de riesgo, pero no tanto como para sentir miedo de cosas que probablemente no ocurrirán. Hay que recordar que tener mucha ansiedad nos podría dificultar o impedir hacer las actividades de nuestra vida diaria. Todo el mundo experimenta algún nivel de ansiedad. Otras personas además experimentarán ansiedad en niveles muy altos. Esto es completamente normal. Sin embargo, cuando la ansiedad es muy alta y dura demasiado tiempo, nos podría resultar muy útil aprender estrategias para manejarla.
Somos conscientes de todas las dificultades que podría provocar la ansiedad cuando no se trata de forma adecuada, es por esta razón que: ¡Nuestro equipo se encuentra tremendamente motivado y comprometido en ofrecer un tratamiento para la ansiedad de los niño/as y sus familias! LUNA le enseñará a usted y a su hijo/a a cómo reconocer la ansiedad y qué hacer para hacerle frente, además de otras técnicas que le serán muy útiles.